martes, 22 de noviembre de 2011

Las numerosas familias

Existen dos naturalezas dentro del ser humano: la animal y la característicamente humana. Como animales, tendemos a agruparnos en grupos para aprovechar el mayor beneficio en nuestras vidas. Como seres humanos y sociales que somos, estas agrupaciones se hacen mediante amistades, gustos, amor, o sangre. Las familias tienden a entenderse como este último tipo de agrupación: las que se adquieren por nacimiento, con la que se pasa inseparablemente por el resto de la vida.

Pero suficiente perspectiva tan objetiva. No se puede considerar que exista una sola acepción a la palabra “familia”. Muchos lo entienden y se conforman con la noción de familia nuclear: padre, madre, hermanos. Pero es mucho más que eso. Familia puede ser lo que sea: para algunos podrían ser los amigos de toda la vida. Para otros, familia podría bien ser su perro. En los casos más extremos, como serian algunos casos de demencia o aislamiento humano, familia bien podría ser cualquier objeto. Recuerdo como ejemplo la película “Naufrago”, con Tom Hanks atrapado en una isla, en la cual su única oportunidad para hablar con alguien y mantener su cabeza cuerda era con su fiel pelota de voleibol “Wilson”. No dudo ni un segundo que al mismo tiempo de considerar la pelota su “amiga”, la misma compañía y su eventual pérdida significaron al personaje un enorme trastorno emocional. Desde este punto de vista, creo que no podemos considerar que la familia es simplemente con quienes nacemos, sino es concretamente una unión emocional con aquellas personas o cosas que nos hacen mantener nuestra cabeza en su puesto.

Personalmente, pienso que la mayoría de las personas tiene más de una familia. En mi caso, puedo describir a mi familia como aquella integrada por la gente con la que nací y me crió, con la que he pasado la mayoría de mi vida y compartido desde risas hasta peleas. Pero esto no deja nada claro: podría estarme refiriendo a mi familia nuclear o bien a mis amigos de toda la vida. De la misma manera que mis padres me educaron y velaron siempre por mi bienestar, así lo han hecho los buenos amigos de los que dispongo. Pero estaría hablando de dos cosas completamente diferentes: mis padres me educaron en las maneras de la buena educación y los valores de un hombre correcto, y los amigos por lo general lo hacen desde un punto de vista completamente opuesto, explorando las malas ideas y tonterías que nos llegan a dejar lecciones. Recuerdo haber leído en alguna parte que “los amigos son la familia que se puede escoger”. En mi caso, siempre he sido muy agradecido por tener tres familias: mi familia con la que nací, mis amigos que estamos juntos desde nuestros primeros años, y mis amigos de Pamplona, los cuales nos mantenemos muy juntos estando lejos de casa.

Hay que matizar eso sí: no es lo mismo considerar a un grupo social una familia como hacerlo con verdaderos amigos. Pienso que para considerarse verdaderamente familia, debe necesariamente haber un sentimiento reciproco de confianza al igual que una disponibilidad de velar por el bienestar de cada integrante de la familia indiferentemente. Sí que son muchas las formas en las que se presentan las familias, como dije antes. Tenemos desde aquellas familias ideales presentadas en los anuncios de televisión, hasta aquellas familias unidas por un amor al mal, como podríamos decir que es la “familia” de la película “El Padrino”. Pero sí que en todas es observable la concurrencia de esos dos valores: confianza y bienestar indiferente. Es lo que le llaman un verdadero amor sin compromisos. Considero que son muy afortunadas las personas que pueden contar a la gente que verdaderamente ama en más de una mano, y llamarles familia.





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